Roma; sacarte de mi mente.


Roma; ciudad de metas que eclipsan el camino.

Roma, letras con las que empieza la palabra romanticismo. Roma, al revés, la palabra amor. Roma, la dulzura de la vida en cuatro letras. Roma, el aroma del café italiano; Roma, el color de la luz de las velas iluminando una pizza en un puente levadizo.

Roma, Roma, Roma... Un suspiro entre miles de bostezos, ciudad verdadera entre mares y montañas.


Tu recuerdo sigue presente; voy a serte sincera, te confieso que aún no te he olvidado, pero no quiero hablar de nada de lo que pasó. Hablando de ti, sueño con nosotros. Porque te besé, tus labios besé. Y aún todavía me cuesta creer que lo que deseaba se hiciera realidad.

Roma, la dulce Roma... Motor de mil Vespa's que recorren sus calles y se queman bajo su Sol. Sol italiano, suave, anaranjado. Calles, plazas... Hogar de mil mendigos que caminan sin destino con la palabra Roma dentro del corazón. Otro lugar, otra versión de la misma historia... Una manera diferente de vivir las cosas.

Roma; ciudad de corazones sellados en todo el mundo.

Amor mío, estoy en Roma. Aunque no me creas, aunque me veas salir cada mañana de casa con la misma cabeza gacha, yo te aseguro que estoy en Roma. En Roma, intentando olvidarte; en Roma, luchando por superar lo que me marcó día y noche, noche y día.

Estoy en Roma.

Y desde aquí te mando un mensaje, amor: Me sigues encantando. Tu embrujo no ha desaparecido con un beso, aún sigue ahí... Dentro de mí. Así que, dado que no puedo recurrir a ti para que me cures, he salido a buscar cosas más bonitas que tú en cualquier parte del mundo. No importa adónde tenga que llegar si lo que consigo al final es olvidarte. Porque sé que, al fin y al cabo, quizá es lo mejor para ti.

Roma, Roma... Una vida por vivir aquí. Empezar de nuevo. Sin ti.


Roma; ciudad con un pasado, una historia, que me hará olvidar la mía.


Eita.

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