Roma; sacarte de mi mente. Siete vidas.



Es una gata, es solo un animal... Tiene ojos de gata, cola de gata, cerebro de gata, pelo de gata, orejas de gata, bigotes de gata, dientes de gata... Corazón de gata.


Corazón libre y espontáneo, corazón impulsivo, corazón complicado, corazón arañado, corazón dulce, corazón que necesita cariño, corazón egoísta y, sin embargo, corazón entregado.

Corazón felino, mirada rasgada y docilidad abrumadora.

Pulgarcita tiene un corazón felino, amor, y yo también. Antes de conocerte ya tenía el corazón arañado y, fue tan solo por el hecho de entender que lo nuestro era imposible, que aquel arañazo se abrió completamente, destrozándome el corazón en apenas unos segundos.

Es cierto lo que dicen... Es increíble lo poco que cuesta abrir una herida en un ser querido y todo el tiempo que lleva lograr curarla.

Diles a todos que, impidiendo nuestro amor, lograron herir un corazón felino pero que, aún así, no importa porque, como todo gato, yo también tengo siete vidas.

Y diles que se queden con su ego, que yo no lo quiero para nada, que sigan su monótona vida en casa mientras yo vivo mi vida en Roma. Diles que su pesimismo y su interminable lista de prohibiciones y normas aquí no sirven para nada.

Diles todo lo que yo siento, amor, porque yo sé que tú lo sabes y, de paso, diles todo lo que sientes tú. Diles que no me busquen. Tú tampoco me busques.

Yo estaré bien en Roma, te lo aseguro. Mi vida está cambiando por completo, yo lo sé, y dentro de poco me voy a ir a otra parte, porque creo que a Pulgarcita no le hace mucho bien pasearse por estas calles italianas. En mi opinión, le traen muchos recuerdos y eso le duele y le quema por dentro. No, no me llames loca solo por decir que Pulgarcita SIENTE. Porque lo hace y todos lo sabemos. Pulgarcita es mi yo, mi reflejo, mi interior hecho animal... Es la forma de mi corazón; forma felina, sentimientos felinos.

Siete vidas, amor, recuérdalo. Siete vidas.

P.D: Hoy he ido de shopping con Pulgarcita. Le he comprado la mar de cosas bonitas; son casi tan dulces y extrovertidas a la vez como ella, y estoy segura de que le encantan. Se pasa el día jugando con esa ratita de terciopelo de colores y no le molesta para nada su nuevo collar azul tejano. Es una ricura.


Roma me llena de ti, vida, me llena de amor.



Eita.

0 comentarios:

Publicar un comentario